Me he sentido apabullado sin duda, pero no desde luego por bien, sino todo lo contrario, por mal. El mensaje de la película es otro a priori al que realmente se esperaba. Mucha técnica y buen hacer de cámara que se agradece, pero desde el punto de vista del guión, que no de los diálogos, me he encontrado defraudado, dando vueltas y vueltas sobre ideas vagas, sustos obligados y todo tipo de recursos de siempre para meter en tensión al espectador, pero eso sí, gratuitamente.
Llegado a un punto que la espera se hacía interminable por intentar centrarme en la historia de una vez, más allá de interesantes cruces amorosos, casi acabo agazapado en el sopor del sueño más total, por no decir que lo hice. Me resultó todo aquel doloroso caer de minutos, un cansino camino donde apartar demasiada maleza de escenas provocadas sin sentido, en busca de una explicación más que necesaria a tanto giro.
Cuando uno piensa que se va a meter en harina y que el tumulto solo pertenece al comienzo de un film que busca ser distinto e impactante, tan solo se da cuenta de que no ha sido algo desmedido, sino una tremenda caída de náufrago sin isla que patalea en el agua, eso sí, con mucho golpe de efecto, y esto es lo que la salva, pero no más.