La película comienza bien, muy bien, experta en el arte de ir al grano, presentando a los personajes con la magia de la concreción y un planteamiento directo que emborracha de cine al espectador. El trío de científicos, demuestran seriedad y razonamiento, de la época eso sí, con las dosis justas de ciencia, en contraposición de las dosis cada vez mayores de relaciones humanas entre la estrella Joseph Fiennes y Toko. Hasta aquí todo interesante.
A partir de la ceremonia del bosque, con ese toque forzado de la época en que todo tiene que cuadrar para seguir con los salvajes en la historia, las decisiones de los personajes terminan por no quedar ni tan claras ni tan lógicas, en busca de los momentos finales de la película, que resultan inconcretos, exagerados y hasta cómicos, se pierde un poco, aunque para nada se rebaja a niveles patéticos.
Las enfermedades del personaje central caucásico, los líos de odios que existen entre los tres del cartabón y el personaje más ambiguo de ellos, con caras y escenas sin sentido en protesta de su propia actitud, dejan el camino directo a la pérdida de calidad en cuanto al guión de una película que no se exagera demasiado con la cámara, pero resulta cómoda. Al menos son de agradecer los giros de estratagema que se manejan los rivales.