Crítica de la película El Topo por Olmo

Cuando hay que hablar de nombres propios si se lo merecen se hace. En esta ocasión tenemos que hablar de dos tipos muy interesantes. El primero, por edad y méritos profesionales es John le Carré. El "amo" y "jefe" del género de espías y suspense es a día de hoy la referencia en mayúsculas bien en el ámbito de las letras bien en otros lares bien distintos (o no) como el del séptimo arte. No es la primera adaptación de una obra del británico a la gran pantalla. Si bien es verdad, nada como un buen libro y unas buenas raciones de lectura con los tiempos y parones a petición de uno mismo. Pero, el cine siempre va más allá, es espectáculo, es acción, universo. Por eso, El topo es bienvenida por aquel público (en el que me incluyo) que aún disfrutan de lo típico, tópico y clásico del cine de espías, con sus idas y venidas, dobles identidades, países que se rasgan...porque seguimos enamorados de ese universo y por eso mismo mantenemos el espíritu del mismo. Nos lo deben y se lo debemos.

El segundo nombre propio es el de Tomas Alfredson, el mismo de aquella película sorpresa Déjame entrar, quien suma y sigue ganando adeptos y otros repiten su visionado de vez en cuando. Alfredson es la garantía que la cinta necesita para ser un buen film como Le Carré lo es cuando se trata de género de espías. Juntos forman un equipo formidable, genial, compatibles y una fórmula muy interesante cuyo resultado es El topo.

Y por si fuera poco, goza de un elenco de actores de la talla de Colin Firth, Gary Oldman o John Hurt, casi nada. Sin embargo, tengo la impresión de que a pesar de tener cuerpo, forma, identidad y un público fiel bajo el brazo dudo que nos sorprenda y ofrezca algo novedoso. Sabiendo que la clave no será descubrir quién es el malo, el espía, el infiltrado. La clave será dotarle de herramientas suficientes para dejar de ser tópica, típica, clásica y poder deshacerse del disfraz con el que viaja. Por lo demás, peliculón digno de estas fechas, para todos los públicos, nostálgicos, hambrientos, conservadores pero sobretodo, amantes de las letras y del buen cine como un único ser. Su máxima es su aroma, me conformo con un tufo acorde a su perfil.