El personaje de Sharon en la primera película no merece ser mencionado en una secuela para explotarlo como un rendimiento de taquilla más, porque será ninguneado por los guionistas que lejos de hacerla más compleja la harán más pésima, moviéndose en un mundo de hombres demasiado ingenuo. Los tiempos han cambiado, la credulidad tiene nuevos límites y chicas en pantalla tan matonas hay a montones, las frases chulescas las puede decir cualquiera sin necesidad de que este título haya sido precedido de un 2.