Soy de los que no soportaron Clerks, lo suelto así de primeras, tan abiertamente, para que nadie se lleve a engaños. Acepto que haya quien disfrute y se descojone con la primera película de Kevin Smith, pero personalmente me pareció la chorrada de un obseso criado en un país de obsesos y que, para colmo, no tenía ningún tipo de valor cinematográfico.
Veamos. El guión se limita a esas presuntas gracietas que a mi, personalmente, me produjeron hasta sarpullidos. Si seguimos con otros aspectos del noble y centenario arte del Cine... me troncho: La fotografía no existía. Punto. No cabe mayor análisis. Visualmente un horror. Una colección de planos fijos, estáticos, sin ningún cuidado plástico. A partir de ahí, pretender hablar o juzgar el montaje es una soberana tontería.
Y repito, el supuesto interés está en los gags, los diálogos y las situaciones; una colección de chistecillos sobre mamadas y hermafroditas que, según parece, tiene su gracia (yo es que soy tonto reconocido y por eso no los pillo), porque si no, no nos vendrían ahora con la secuela. Que, por supuesto, va a ser más de lo mismo, pero a lo mejor en color (lo ignoro) y con Rosario Dawson (mira, en algo ganan). Vamos, aquello era una mierda y esto es Mierda 2. O Mierda Returns, que está más de moda. Adiós, Kevin.