Y los tres monstruos son William Shakespeare, Al Pacino y Jeremy Irons.
El primero, sin duda sobrevalorado, aunque también infravalorado por mí (quizá sea demasiado decir que si viviera hoy escribiría el guión de "Pasión de Gavilanes"). El señor William Shakespeare, a quien sin duda le escribían casi todo, por lo menos "Hamlet", pero en todo caso, nos ha dejado una serie de argumentos interesantes, y siempre queda bien hacer una película basada en una obra suya.
El segundo monsturo sabe del tema. No es la primera vez para él. ¿Qué se puede decir que no se haya dicho ya y que haga falta decir de Al Pacino? El puto amo de la barraca. Y punto.
Jeremy Irons es el tercero. Será despreciado por algún precrítico pero es lo más misterioso y emblemático que ha parido el cine en mucho tiempo. Pues eso, que tenemos estos tres monstruos detrás y delante de esta película y uno ya se va convencido al cine, porque muy malo no puede ser.
¿El director? Michael Radford, los precríticos lo han visto en acción en "1984" en el primer finde precrítico. Quizá su película más interesante, al menos para mí, es "El cartero (y Pablo Neruda)". Un tipo que no hace muchas películas (menos de una cada dos años), y tampoco tiene grandes obras, pero no parece un chapucero por lo menos, un tipo gris que sólo tiene que dejar llevarse por sus estrellas y por su texto.
Definitivamente, una cita que no debemos dejar escapar.