Crítica de la película Lo imposible por Olmo

No por mucho madrugar amanece más temprano. Qué verdad lo que tecleaba aquel Jack Nicholson enloquecido en aquel eterno resplandor de Kubrick. Verdaderamente es una auténtica batalla propagandística la de esta cinta Lo imposible. Estando detrás productoras españolas de aspecto gigantón y que al igual que las hollywoodienses arrasan con todo lo que les pasa por delante, la noticia no está en el cine sino en esa labor de distribución que a tantos les falta y a otros les sobra desgraciadamente sea dicho de paso.

Tras un exitoso y acogedor recibimiento por parte del público de El orfanato, Juan Antonio Bayona crece mediaticamente, él y su cinta son titular de revistas y periódicos un día sí y otro también en lo que se ha convertido en un tsunami mediático. Acompañado de dos perlas de hollywood Naomi Watts y Ewan Mc Gregor que le dan notoriedad a la cinta y apoyado de la inestimable ayuda de los efectos especiales, la tecnología y el ordenador que la hacen sin duda más ruidosa, vertiginosa, claustrofóbica y otros muchos adjetivos que se me podrían ocurrir y no se me ocurren. Una versión ampliada y no sé si mejorada de aquel increíble e inmejorable hasta la fecha comienzo de Más allá de la vida del arrugado Eastwood.

¿Dónde está la noticia entonces? Si la noticia es el cine estamos de enhorabuena. Si la buena nueva es el espectáculo visual y sonido acaparador no es nada nuevo aunque sea bienvenido por el espectador que es discípulo de eso mismo. Escéptico porque no soy hijo de este caos en la gran pantalla tan propio de la escuela neoliberal del séptimo arte.