Arrastrado por cierto compañero precrítico, aunque lo niegue, me dirijo a esta película que muestra una faz de trurismo social que echa para atrás. Esto del “turismo social” viene a cuento de algo que acuñé en otra postcrítica y que define un poco esas películas en las que los personajes viajan a lugares exóticos y más bien pobres donde observan la crudeza del mundo a la par que las maravillosas costumbres que hacen a los paisanos del lugar felices a pesar de todo, igual que bondadosos.
Sus directores, Ritu Sarin, Tenzing Sonam, vienen del documental. Nuevamente malo, pues básicamente me espero una película aburrida. Eso sí, con mucho mensaje para que el público del festival allí presente pueda aplaudir a rabiar (al final y durante la película si hace falta). La última coproducción Gran Bretaña – India como esta que vi fue de lo más aburrida, eso sí, con buena fotografía. Espero esto último también de esta. No puede ser que vaya un documentalista al tibet y no ofrezca placer visual al espectador.
En mi opinión, una de las menos esperadas películas del festival, y absolutamente prescindible. Con todo, más interesante, por su exotismo y su temática que una mala película de curso comercial.