¿Qué haces cuando llevas cuarenta años haciendo lo mismo, cuando eres un mito por lo rompedor de la propuesta inicial pero ya estás viejo? Intentas reciclarte. Y en este caso, no lo consigues.
Las ideas de George A. Romero son buenas, quizá fueran de su manager, pero no consigue sacarlas adelante, posiblemente porque no tiene talento cinematográfico y cuando intenta hacer algo un poco más complejo fracasa.
Mostrar la película a partir de extractos rodados por cámaras dentro de la escena. Bien. Nuevo no es, pero aún no se ha explotado demasiado. El referente claro es El proyecto de la bruja de Blair, y viendo esta película me doy más cuenta de lo buena que era aquella. Aunque quizá se acerque más a Offscreen por el uso de todo tipo de cámaras.
Si eliges esta forma no basta con que pongas un par de cámaras y muevas la imagen constantemente. Se requiere un conocimiento a fondo de la técnica y un cuidado por cada movimiento de cámara. Hay que tener muy en cuenta que la cámara es un personaje más y que, como los demás, debe regirse por normas de realismo y coherencia. Esta elección formal genera una serie de limitaciones que Romero no ha sabido o no ha querido afrontar. Rueda, en muchos momentos, en casi todos, como si fuera una película concebida de forma convencional, como si se olvidara de su propia premisa. No resulta creíble, graba detalles que es impensable que estén grabados y no lo justifica, la cámara a veces oculta voluntariamente detalles que un personaje real hubiera grabado fijamente. No dejas de grabar a un muerto levantándose para fijarte en el contexto. Precisamente si la ventaja de esta forma de rodar es que el espectador rápidamente lo conecta con lo que está acostumbrado a ver en televisión, o en internet, es indispensable que se parezca a lo que estamos acostumbrados a ver en televisión o en internet.
¿Soy demasiado exigente con el realismo? No, es que si no vas a conseguir verdadero realismo mejor que ruedes de forma normal, porque este mecanismo no sirve absolutamente para nada si no se hace bien. Los aspectos técnicos nada cuidados, interferencias y comportamiento de los aparatos que no tienen sentido y que, una vez más, hacen menos útil el estilo.
Otra de las ideas de la película es incluir temáticas de nuevas tecnologías. Internet, blogs, visitas, interconexión… El problema es que la formación de Romero en estos temas es completamente ridícula, o así lo demuestra en el film.
Otra idea más: el metacine. Guiños a la propia película, al género, y descubre sus propios puntos débiles, como lo lentos que son sus zombies, cuando no es la tendencia hoy en día. Está bien, pero el truco es hacerlo menos evidente y no soltar una retahíla de seguido y con altavoz.
Otra idea: mensaje, sátira. De hecho, con el metacine se ríe de ese aspecto. Simplemente no termina de entrar en nada serio. No vale para nada.
Lo único que me motiva es la escena del Amish y la dinamita. Es lo único que funciona, el humor grotesco, que tampoco sabe explotar o no quiere hacerlo porque busca iniciar la nueva ola de películas de zombies. Romero, deja paso a otros como Danny Boyle o Zack Snyder y retírate.