Crítica de la película The International: Dinero en la sombra por Hypnos

Y se puede añadir que no ha salido de ella.

No sé qué me pasa con aquellos directores a los que considero talentosos cuando deciden hacer películas anodinas. Supongo que hasta el más orgulloso y talentoso artista habrá veces en las que tenga que pagar favores o, simplemente, facturas y letras. Éste parece ser el caso de Tykwer en este thriller correcto de tarde de domingo, en el que uno se asombra de que pueda estar en la dirección el tipo que maravilló con Corre, Lola, corre; La princesa y el guerrero (portentosa banda sonora, por cierto) o Winter Sleepers. Pero es que sin ir tan lejos en el tiempo, El perfume, teniendo en cuenta la complejidad del proyecto, es una película mucho más viva.

Se nos muestra, como ya he dicho, un thriller correcto, con el abecé del género. Tal y como decía Hitchcock en su maravillosa conversación con Truffaut, hay que preocuparse por sacar los sitios más representativos de una ciudad cuando uno decide rodar en ella. Y así tenemos la estación de Berlín; la Galería Vittorio Emmanuelle II en Milán; el Gughenheim en Nueva York o un zoco en Estambul.

Se nos transmite un profundo conocimiento de los fundamentos del thriller de la década de los setenta, en una dirección que muchas veces evoca a los mismos, pero a la que quizá le falte, precisamente eso que se le presupone a Tykwer, talento y riesgo.

Pero el resultado final no apuesta por nada en concreto. La película se despereza con una trama de marcado corte realista y con una profunda intención de crítica, para terminar como un episodio más de una película de James Bond, siendo, en mi opinión, especialmente escandalosa la escena del Gugenheim, donde de repente aparece una docena de sicarios con ametralladoras y una ensalada de tiros al más puro estilo The Matrix.

Lo único que nos puede remitir a cine no excesivamente comercial es el final del personaje de Clive Owen, atormentado, sin fe, sin principios, sin fin. Pero, ¿nadie en la sala se estaba preguntando de dónde había salido el sicario italiano y por qué no lo ve venir el director del banco? En fin, no se le puede pedir mucha resistencia a un análisis de este tipo.

Owen, correcto; Watts, anodina; y el resto en una buena línea, sin destacar nadie por encima de los demás.