O ahora o nunca. Bryan Singer se dio a conocer con Sospechosos habituales, una película original y talentosa, que prometía añadir un nombre interesante a la generación de nuevos directores de los noventa. Después de otro título sin importancia se embarcó en el peligroso mundo del cine de superhérores, con las dos primeras entregas de X-Men. Aunque ambas eran productos aceptables, de entretenimiento digno y fácil, no consiguió que fueran nada más. Para colmo, no finalizó la trilogía, que se perdió completamente en manos de otro y en su lugar se dedicó a ese Superman Returns, un producto light que no se sostenía ya de ninguna manera. Crear la serie House ha sido lo mejor que ha hecho en los últimos 14 años, desde que rodara su mejor película.
Ahora, con Valkiria, tiene la oportunidad de enderezar un poco su carrera. No para ingresar su nombre entre los grandes de nuestro tiempo, difícilmente podrá alcanzar ya a otros como Nolan, Fincher, Aronofsky, Shyamalan... Pero aún está tiempo de salvar la dignidad y conseguir ser un buen director de género, un artesano.
El primero que ha confiado en él ha sido, nada más y nada menos que Tom Cruise. Ese actor empeñado en trabajar con todos los grandes directores de nuestro tiempo. Quizá el buen sentido del actor ayude a canalizar el talento de Singer hacia un producto interesante.
Que nadie espere aquí una película bélica de denuncia como las que están de moda en estos tiempos. No, el tono se acercará mucho más a las películas de la segunda guerra mundial de antes, con suspense, aventura y acción. Un cine de género algo olvidado que puede tener ahora un tiempo de resurgimiento, si Singer funciona y la próxima película de Tarantino, Inglorious Basterds también va bien. Veremos.