Lo siento en el alma. Esta película me ha defraudado. Lo peor de todo es que hay momentos, destellos, en los que parece que Woody Allen se da cuenta de su letargo tras la cámara y guión, y parece que va a retomar el buen camino, pero no resulta así.
Si, hay sarcasmo, hay momentos muy Allen, largas conversaciones con marca de la casa y momentos límite muy propios de él. Pero todo va como descompasado, a ráfagas como si se hubiera aburrido a mitad del camino y la inercia hubiera acabado la película.
No quiero decir con esto que quiero que Allen vuelva a sus comedietas irónicas, no. Match Point es una obra maestra y este título comparado con ella se queda muy por detrás y no porque no contenga tintes dramáticos. Me encanta tanto su visión trágica como cómica de la vida, pero aquí no ha sabido conjugarlas y lo peor de todo, es que ni siquiera sé si era eso lo que pretendía.
Caso aparte son las interpretaciones. Mientras Colin Farrell hace lo que puede, pero consigue estar medianamente digno, Ewan McGregor está desastroso. Es lo peor de la cinta. Sus sonrisas tan arrebatadoras en otros contextos, aquí son una lacra para el personaje, que lo convierten en nada creíble. Su mirada parece perdida en muchos momentos y dan ganas de saltar a la pantalla y abofetearle. Y esto lo digo yo, que tengo a McGregor como debilidad personal. No entiendo como se ha dejado que eso ocurriera.
Tampoco quiero decir con esta nota que asemeje este título a peores bodrios que he visto y han obtenido la misma nota. No es una mala película, tiene momentos que se disfrutan, pero parecen meros espejismos. Salir con un aire de decepción del cine tan grande, no puede ser recompensado con más.
Ewan, yo te seguiré apoyando.