Soy un gran apasionado de la ciencia ficción. Es mi género favorito. Me sorprende que muchas veces sea calificado como un “género menor”. Primero me pregunto ¿qué es un género menor? Hay películas menores, pero ¿un género menor? Lo segundo que me pregunto es como de un género menor surgen películas como 2001, una odisea en el espacio, para muchos la mejor película de la historia, o Blade Runner, o por hablar de algo mucho más reciente, Hijos de los hombres.
El caso es que menor o no, es una de las muchas asignaturas pendientes del cine español. Si en algún país se considera a este un género menor, es en España. Se han hecho intentos, sí, Luna lo intentó con su curiosa y pequeña Náufragos, Amenábar aportó su granito de arena con esa ciencia ficción light que fue Abre los ojos, cuyo mérito más importante era abrir camino. Y, luego, claro, toda una serie de películas de serie Z que tienen más interés por la risa que provocan que por otra cosa.
Ahora hay una oportunidad única de poder empezar a cambiar esta realidad. El particular director Nacho Vigalondo. Fue nominado al Oscar por su cortometraje 7:35 de la mañana, que no estaba mal, sobre todo, creo yo, por cierto tono inquietante que se desprendía de manera subconsciente de las imágenes. Ahora da el temido paso al largometraje, veremos si funciona.
Además de director y guionista, también se reserva un goloso personaje. No es la primera vez que actúa, ya lo ha hecho en otras películas como La máquina de bailar o El síndrome de Svensson. Pero esto es un poco lo de menos.
El argumento, como el propio título indica, se centra en los viajes en el tiempo. Nada podría ganarme más. Además de las interesantes, no de esas en las que la clave está en que un personaje se encuentra en un tiempo que no es el suyo, no, de las de paradoja y caos, cuanto más retorcida mejor. Y espero que sea retorcida y que el final no sea demasiado evidente. Una apuesta arriesgada y adelantada para nuestro cine.
Un aval, al menos para justificar que esto no es una bobada cutre, es que ha ganado el premio a la mejor película en el reciente festival de Austin (Texas). Empieza a ser el momento de tomarnos en serio a este señor.
En el reparto, además de él, están Barbara Goenaga y Karra Elejalde. Goenaga ya había trabajado con el director en Choque. A nivel nacional se dio a conocer el la fabulosa pero corta serie El grupo, en Euskadi ya se la conocía del mítico culebrón Goenkale. Amor en defensa propia es un de sus últimos trabajos en cine. Pronto la veremos en Oviedo Express, de Gonzalo Suárez.
Karra Elejalde, uno de los actores más contundentes del cine español, que lo mismo sirve para una comedia gamberra como Airbag que para un película oscura como Los sin nombre, en la que se adaptaba maravillosamente a un papel más propio del cine americano. Es verdad que últimamente le vemos en películas como Torapia o El calentito, pero puede valer para mucho más, y creo que aquí lo demostrará de nuevo con una interpretación intensa, voluntariamente vulgar y con un punto salvaje.
No hacen falta muchos actores más para una película pequeña, de pocos personajes y localizaciones escasas, saltos en el tiempo de no mucha longitud. Inevitablemente me viene a la mente Primer, una película con vocación más seria y menos de género que esta, rodada sin apenas dinero y con poco más que cuatro actores.
No hace falta más, aquella era una de las mejores películas de ciencia ficción dura que se ha visto en mucho tiempo. Con esta me conformo con que sea la mejor película de ciencia ficción española hasta la fecha. Así voy, con mis expectativas al 100%, dispuesto a comerme la gran decepción del año si es necesario, pero es que en este caso, sólo el intento ya vale mis cinco estrellas.