Crítica de la película Grbavica (El secreto de Esma) por Hypnos

Un canto de esperanza


3/5
08/01/2007

Crítica de Grbavica (El secreto de Esma)
por Hypnos



Carátula de la película Esta película puede decirse que tiene todas las virtudes y todos los defectos del excelente cine balcánico de la última década.

Como virtud apuntaré la pasmosa belleza de sus planos, apoyados por la inestimable colaboración de la nieve, y de una dirección que aunque pausada es firme, sostenida y contenida.

Otra de sus grandes virtudes es su capacidad para cocinar el drama, la manera pausada en la que se va gestando un drama que forzosamente ha de ser trágico.

Y, por último, otra de sus virtudes es la gran cantera de actores que existe. Tanto Esma (Mirjana Karanovic) como Sara (Luna Mijovic) están maravillosas en sus papeles.

Ahora bien, existen algunos defectos que no deben pasarse por alto. Uno de ellos es el exceso de simbolismo que existe en este tipo de películas. Lo malo quizá no sea tanto el exceso, sino lo obvio del mismo.

Digamos que la película quiere ocultar el secreto de Esma hasta bien entrado el final del film, pero lo deja claro desde el comienzo con dos detalles: el momento en el que Sara se pone sobre su madre y adopta posición de violador y el momento en el que ve de cerca en el autobús el pecho de un hombre. Podríamos hablar de otros retazos, como cuando ve cómo un soldado le besa los pechos a una compañera de trabajo en el pub.

En algunos momentos la película parece naufragar en ritmo, parece que nos está dando vueltas de tuerca de tensión, pero luego al final la tensión no está bien controlada.

El ejemplo perfecto lo constituye la pistola del amigo de Sara. Todo indicaba a que la pistola iba a ser el detonante de la violencia trágica final, pero la escena se resuelve quizá de la peor manera, apuntando a su madre, en una escena que me ha recordado vagamente a "El protegido".

Está claro que la directora ha preferido, en el último momento, dar otra vuelta de tuerca, hacia el lado contrario, aflojar la tensión que ella misma ha ido creando y apostar por una búsqueda de la esperanza, quizá algo forzada a mi parecer.

La película parece que quiere romper con la inercia de la sociedad bosnia y del cine balcánico, y aquí tenemos que las cosas pueden cambiar, que no sólo vale malvivir de recuerdos de la guerra, sino que hay que luchar para cambiar esa oscuridad, no vale con huir con papeles a Austria, sino que hay que quedarse y reconstruir el país a través del perdón, la redención y la sonrisa.

El mensaje es ciertamente bello, pero por el camino se nos escapan detalles y no se cierran convenientemente todos los ítems, y no me refiero a preguntas, sino a macguffins de los que se ha valido la directora para atrapar nuestro interés.

La aplaudo, pero con reservas.




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