El laberinto del fauno es un cuento que se inspira en la auténtica fantasía, pero que se adereza de un mundo real, con más metraje e importancia, de nuevo con Guillermo del Toro creando un mundo aparte.
A pesar de detalles que son anécdotas, como la escena de la comprobación de igualdad entre ampollas de cristal de antibiótico, o los disparos que a penas parecen penetrar, la película es enteramente un buen trabajo dotado de interés, de magia, de fuerza y de un ambiente propio donde creer.
Centrada más en el mundo real de un despiadado capitán, se muestra muy seria y firme a la hora de mostrar aquel tiempo, haciendo la primera parte de la película algo lenta por tanto detalle del personaje, pero agradecida por las incursiones de la niña en ese otro lugar tan distinto.
A medida que avanzan los sucesos, a medida que se interrelacionan de la forma en que pocos pueden darse cuenta desde fuera, el film cobra mayor entereza, mayor fuerza global y se mantiene firme a la idea del director, con mundos paralelos que se acogen.
Un buen trabajo cubierto de un toque que ya pocos pueden dotar a los metrajes actuales.