Estamos ante un proyecto de grandes nombres.
Para empezar, su director: Stephen Daldry. El director de Billy Elliot, pero
sobre todo de Las horas y El lector, dos películas maravillosas y potentísimas.
Daldry ha decidido adaptar una novela de Jonathan Safran Foer. Se trata de
la segunda novela de este escritor que es objeto de adaptación. La primera fue
Todo está iluminado, una película quizá excesivamente indie.
La adaptación corre a cargo de Eric Roth, un auténtico titán de los guiones,
nominado a cuatro Óscars: El curioso caso de Benjamin Button, Munich, El dilema y Forrest Gump, por la que obtuvo el Óscar.
Produce Scott Rudin, uno de esos prohombres de Hollywood que todo lo que
toca lo convierte en oscarizable. Uno de los hombres fuertes de Hollywood,
responsable de otros títulos como El show de Truman, Pozos de ambición, No es
país para viejos o La red social. Está todo dicho.
En cuanto a los actores tenemos a pesos pesados que, precisamente, no es que
aseguren 100 % de calidad en sus proyectos, hablo de los sendos ganadores de
Óscars Tom Hanks y Sandra Bullock. Me interesan más los secundarios. Max Von
Sydow y Viola Davis en el que puede ser su año ya que su interpretación en
Criadas y señoras está llamando con fuerza al Óscar en lo que parece ser un
mano a mano con Meryl Streep por La dama de hierro. También tenemos a John
Goodman, especialista en crear personajes sólidos y con carisma. Ahí tenemos su
aparición en Red State o The artist.
Y para cerrar la orquesta, nada menos que Alexander Desplat en la banda
sonora, nominado al Óscar por El discurso del rey, El curioso caso de Benjamin
Button, El fantástico Sr. Fox y La reina.
Hasta aquí lo que es la presentación de una sinfonía que aparece como
perfecta. Sin embargo, no las tengo todas conmigo con esta película que creo
que quiere beber de las fuentes de los 10 años del 11-S y en la que
encontraremos una película con pocos riesgos, quizá demasiado para todos los públicos.
Mi miedo es esa imagen que me trasladan Hanks y Bullock.