Presentar a Ned como un héroe de la manera que lo intentan, sobre todo cuando no queda claro si era un revelde, Robin Hood, o un subersivo de poca monta no es la mejor manera de que un film de destino comercial se lleve el gato al agua en la taquilla actual. El poco presupuesto y los personajes secundarios poco definidos y lentos, junto con las mujeres fugaces y un prota más bien lleno de caras pero con poco diálogo que cree una base copnsistente provocan que un centenar de oficiales bajo la tutela de un Rush sin sentido ni amenazante sean el final de una película que debiera haberse enfocado de otra manera más sencilla para resultar coherente y con rigor.