Crítica de la película Un método peligroso por William Munny

Las dos últimas películas de Cronenberg demuestran que la madurez a este director contrastadísimo le hace mucho más grande y equilibrado, que quizás con un toque de calma esté logrando ser para todos los públicos pero sin perder ni su estilo ni la rojez de sus días jóvenes, planteando cosas parecidas pero con historias distintas. Promesas del este y Una historia de violencia auguraban que se atreviera con algo más.

Keira Knighley (Nunca me abandones), Vincent Cassel (Cisne negro), Michael Fassbender (Centurión) y de nuevo Viggo Mortensen (The road)  participan de una cuádrupla de calidad en pantalla que se hace cargo de encarnar a Sigmund Freud o Carl Justav Jung como personajes más conocidos, reservándome el derecho a decir quién es quién para no dar más datos, en lo que puede ser un juego de curiosas penetraciones en un mundo de época que sólo tamaños estudiosos de la psicología y fisiología podrían conocer.

En este intrincado argumento uno de mis directores favoritos vuelve a mostrar poco miedo a meterse en líos, y probablemente vuelva  a ofrecer cine rodado sencillo pero bien, personajes que aparentemente son normales pero al final siempre destacan y también probablemente un quiz de la trama que acabe por dejarnos como siempre a la espera de las condiciones del final. Quiz esta vez bastante poco dócil, difícil de enseñar en pantalla, pero suficientemente profundo como para doblegar al espectador o hacerle sonreir, espero lo primero. Bienvenida sea la nueva época exitosa de David Cronenberg aunque a veces sea un método peligroso.