Crítica de la película La vergüenza por Hypnos

Me acerco a esta película con retraso, pero con una ocasión especial, el día de los Goya, aunque vaya por delante el hecho de que los Goya no suele ser una fecha marcada en rojo en mi calendario, o quizá debería decirse en verde, atendiendo al color de la alfombra por la que desfilarán nuestras estrellas.

Una de las categorías que más interés despierta en mí en esta edición es la de mejor director novel, que este año tiene a tres películas muy interesantes, dejando a un lado Yo, también, película que no despierta mi interés. Hablo de esta que precritico, de Pagafantas y de Tres días con la familia.

Entrando en arena de lo que nos toca, ópera prima de David Planell, con una película que va a gustar de un planteamiento social para centrarse mucho más en los personajes. Y es que Planell se ha ganado mucha fama en el mundo del cortometraje con obras como Banal, Carisma o Ponys, y donde se ha destacado Planell por ser un director que gusta de dar rienda suelta a sus personajes.

No creo que la película dé en el clavo con la resolución de su conflicto, tan dramático y tan "de película", pero por el camino nos va a llevar a posicionarnos, a cambiarnos de bando y a sentir y respirar por sus personajes, esa va a ser la clave de bóveda de esta película, y conseguir algo así ni es fácil ni es digno de no ser aplaudido.

Todo el peso, pues, estará sobre los hombros de la pareja protagonista. Tenemos a Alberto San Juan, que quizá coronó su carrera con Bajo las estrellas; y junto a él, a Natalia Mateo. Se trata de su primer papel protagonista en un largometraje, tras varias apariciones en otras películas tales como Siete mesas de billar francés, Azuloscurocasinegro o El patio de mi cárcel. Pero donde se ha hecho conocida Natalia ha sido en la televisión, sobre todo con su papel de Amparo Balaguer en Amar en tiempos revueltos.

Una vez más, una propuesta de un director novel que nos remite más a una corriente de cine europeo, algo que yo siempre aplaudiré.