Crítica de la película Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal por Romulo

Un nuevo Indy, para los fans de siempre


5/5
23/05/2008

Crítica de Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal
por Romulo



Carátula de la película Ha sido una gozada. Por un lado tenemos una nueva apuesta, interesantes novedades dentro de lo que la saga de Indiana Jones nos había ofrecido hasta ahora. Ya no hay un prólogo independiente del resto de la trama. La película se abre a las nuevas posibilidades técnicas más de lo que habían comentado Lucas y Spielberg (el tramo final es un alarde de efectos). La temática es otra novedad evidente, si bien en el fondo no está tan lejos del aura fantástica del Arca en la primera película. De hecho hay momentos muy parecidos (los villanos siendo arrastrados hacia el "cielo", en el desenlace, e Irina Spalko estallando al más puro estilo Belloq).

Esto se traduce también en la nueva imagen de Indiana. Es el de siempre y a la vez es otro, por edad, porque ahora ya no es el rodaje, cariño, ahora sí son los años. Por ahí aparece Mutt Williams, un fantástico Shia LaBeouf, un chaval que rebosa carisma y que funciona a las mil maravillas al lado de Harrison Ford. El viejo Harry delega en el chico cuando debe (ahí está la persecución por la jungla, espectacular secuencia en la que LaBeouf toma el protagonismo constantemente), pero sigue repartiendo buenas ostias cuando el momento lo requiere (como la pelea entre hormigas, o la inicial huída del área 51).

Harrison Ford funciona él, como tal, y funciona con el resto. Está genial con Marion, esa Karen Allen que ha envejecido mucho peor que él: Ambos retoman el maravilloso feeling que ya demostraban en El arca perdida y explotan esta vez su vis cómica de manera muy efectiva y, además, entrañable. Sus peleas pre-matrimoniales son graciosísimas y, por supuesto, la escena en que ella desvela que Mutt es hijo de Indy, en plenas arenas movedizas, es brillantísima: diálogos veloces y certeros, humor de primerísimo nivel. ¡Y plagado de referencias: Mutt elige una serpiente a modo de cabo para salvarles! Bravo.

Pero El reino de la calavera de cristal es, como film de Indiana Jones, una película de acción y aventuras. Y es por eso que no puedo otorgar menos de cinco estrellas a la película. No puedo darle menos a una cinta de acción con escenas como la virguera huída del área 51; la escena de la moto de Mutt, con Harrison siendo agarrado y metido en el coche de los rusos, del que sale inmediatamente por la otra ventanilla (¡guau!); la potentísima secuencia de la persecución por la jungla, incluyendo la briosa pelea de esgrima que se marcan Cate Blanchett y Shia LaBeouf... y podría seguir. Las escenas que conforman la gran montaña rusa que ha montado Spielberg son realmente fantásticas.

Si tuviera que elegir, eso sí, mi tramo preferido de la película probablemente sea el inicial: Área 51, escape, Indiana interrogado por el FBI, despedido de la Universidad, contactado por Mutt, la maravillosa escena en que Indy le explica la leyenda de la Calavera de Cristal y la citada huída a bordo de la moto del chico. Un pasaje frenético.

Por otro lado, están los constantes guiños para los fans de la saga. Para los que nos consideramos fans de Indiana Jones, esta película es doblemente disfrutable, y no sólo por las referencias directas. También por las algo más ocultas. Entre las primeras, claro, ese recuerdo a Henry Jones Sr. y Marcus, Indy hablando de su época juvenil secuestrado por Pancho Villa (referencia a la serie de TV, Las aventuras del joven Indiana Jones) o Indiana comportándose como su padre: ¡Esto es intolerable! Entre las referencias indirectas, momentos muy similares a grandes secuencias de las películas anteriores. Es un ejercicio divertido, este. Adelanto una; cada cual que busque las suyas: Irina entra en la sala final y todos se apartan, dejándola pasar y observar las calaveras, una por una, con un gesto y movimiento idénticos al de Donovan cuando entra en la sala del Grial: los falsos Griales y el auténtico...

Dicho todo esto, ahora que queda demostrado (y mal disimulado) mi entusiasmo y reconociendo que, en cosa de días, volveré a verla en el cine, es también de justicia que destaque los dos únicos peros que le encuentro a El Reino de la calavera de cristal. El primero de ellos es un simple detalle: en plena persecución por la jungla, el momento Tarzán que protagoniza Shia LaBeouf es, cuando menos, extravagante. Admitámoslo, fuera de tono. Lo que ocurre es que es tan rematadamente absurdo que uno no sabe si Spielberg voluntariamente se ha permitido esa extravagancia o si simplemente se le fue momentaneamente la olla.

El otro 'pero' es referente a John Williams. Me explico: Ha sido indescriptible, maravilloso, una gran experiencia, escuchar Raider's march en una sala de cine. ¡Los pelos de punta! Y el tema que ha compuesto para el personaje de Cate Blanchett es poderoso, pegadizo y sibilino a la par. Simplemente genial. Pero... ¡pero!, por lo demás, no ha optado por continuar creando temas pegadizos y muy melódicos a la par que efectivos para el resto de elementos de la película. En El Arca Perdida estaba el tema del arca, de lo mejorcito de la saga, además del de Marion (reutilizado aquí); en El Templo Maldito estaba, por ejemplo, el tema musical de Tapón o el compuesto para el viaje a través de la India, magistral; en La última cruzada, ¡qué decir!, un prodigio de partitura se mire por donde se mire: el tema del Grial, el Scherzo para moto y orquesta, la maravilla perfectamente engrasada y engarzada que acompaña la introducción de la película...

En cambio, aquí, ha preferido apostar por una partitura con un corte más místico, disonante y apenas perceptible, con un cierto aura místico, que sirve para subrayar la temática extraterrestre de la trama. Nada que objetar, porque funciona perfectamente con las imágenes para las que trabaja, de igual modo que lo hacen sus habituales scherzos y virguerías melódico/rítmicas con las que acompaña persecuciones y demás. Pero no menos cierto es que uno se queda con las ganas de escuchar, en algún momento, uno de esos grandes momentos musicales que Williams nos deparaba en las otras aventuras.

Son detalles nimios, nada que empañe una maravillosa película de aventuras, un nuevo Indiana Jones fabricado con cariño por Spielberg para los fans de la saga. Y para sí mismo; olé sus huevos por hablar de esos extraterrestres que tanto le gustan.




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