Al igual que Til Schweider hiciera en Un conejo sin orejas quien interpretaba además de dirigir la cinta, en esta ocasión le toca a uno de los secundarios de la misma, Matthias Schweighöfer con su Todo un hombre. El particular conejito sin orejas del señor Schweighöfer podríamos colocarla entre los más pobre de este mes incluso del año respecto al panorama de cine germano. No a tenerla en cuenta por supuesto pero sí mínimamente ya que llega a nuestras salas. Una ínfima parte del cine alemán llega y menos las comedias. Tras el super éxito de Un conejo sin orejas que fue considerada la comedia alemana del año, parece que se quiere volver a dar el pelotazo de turno y probar por si las moscas. Algo sencillito de hacer, pobre y rentable en taquilla. No sé si en Alemania funcionará esta fórmula, lo dudo, porque aquí no desde luego.
El único interés que le encuentro reside en su reparto. Quiero decir, este suele ser el trampolín de futuros actores y actrices, nombres propios que posiblemente terminarán participando en obras mayores, de calidad, ese cine alemán que tanto respeto. Por lo demás, poquito. Comedia romántica a la alemana, intentando pasar el corte aunque dudo que lo haga. Pocas expectativas pero sin embargo me viene el recuerdo de Un conejo sin orejas que me gustó y que considero el principio de la comedia romántica alemana, esas pelis tan adictivas en invierno y en condiciones emocionales adversas. Adictivas donde las haya. Pido ese camino no éste, Schweighöfer.