Este es el clásico ejemplo de película de cine independiente comercial (independiente es el género y comercial el resultado), con una historia sencilla, con momentos cómicos, personajes extraños y lecciones de vida. Funciona como entretenimiento, funciona como comedia a ratos, y también funciona como romance ágil y fácil, ella y él tienen química. Esto ya es mucho funcionar.
Sin embargo para mí no funciona como película. Vaya. Demasiados momentos tontunos, caricaturescos, voluntariamente simplistas. Se está llegando a un punto en que la reducción a la sencillez empieza a ser excesiva. La mujer dominada por su marido, cuando el problema se resuelve de una manera tan sencilla como la de pedirle el divorcio, y no es que precisamente el personaje fuera asustadizo, o tuviera muchos miedos o estuviera chapada a la antigua… no. De hecho, no creo haber visto demasiados indicios de persona real detrás, sólo un envoltorio que se movía a la deriva realizando acciones determinadas.
Todos los personajes son artificiales. Se juega en el caso de varios de ellos a la contradicción entre la apariencia y la verdad, y no es complicado conseguirlo pues ciertamente estos personajes podrían ser cualquier cosa. Afortunadamente esto no es letal para el guión.
Keri Russell es la perfecta camarera, su cinismo de dulce sonrisa es un contraste tan delicioso como el que puede encontrarse en alguno de sus pasteles. Nathan Fillion cumple sobradamente como actor de comedia. El reparto en general se adapta muy bien al estilo de la película.
La dirección, apoyada en una fotografía de cielo despejado y colores limpios, consigue captar el tono del guión, artificial, sencillo, directo, básico. Retrata un mundo que sólo puede derrochar felicidad, se recrea en los pasteles, y deja que todo eso fluya a modo de ironía por unos hechos no tan optimistas.
Me disgusta quizá esa moralidad puritana que desemboca en un final en el que lo mejor es tener el bebé, que a la larga da la felicidad, y no complicarse con aventuras sexuales. Quizá me hubiera gustado algo más a tono con el pesimismo subyacente del film. Por lo demás, una entretenida película que sirve bien a modo de postre.