Para ser una película en la que el
protagonista habla a través de un muñeco de peluche, lo cierto es
que El castor, no es precisamente rompedora. Familia media
americana, la animadora del colegio, la clásica oficina y valores de
amor y sinceridad. En muchos aspectos es la clásica película
americana de buenas intenciones. El discurso final es de teleserie de
los ochenta, es decir, de una corrección sonrajante.
Por otra parte, no deja de mostrar,
aunque sea a veces de perfil, cierta personalidad. Un tratamiento
diferente de los tiempos, eliminando algunos momentos que habrían
resultado demasiado trillados y que el público de ninguna manera
necesita. La forma abierta en la que muestra al protagonista con el
muñeco en plano, haciendo patética y casi insostenible su
situación. Esto, junto a algunos otros elementos le aportan a la
película cierta vocación indie, aunque lo cierto es que su falta de
acidez y los recursos demasiado usados que comentaba antes, la
acercan más al mainstream. Esta indefinición, por un lado
contribuye a que sea una película bastante irregular, pero por otro,
hay que reconocer que le da cierta personalidad.
Me reafirmo en lo dicho en la
precrítica: veo la carrera de Jodie Foster muy cercana a la
de Danny De Vito, y aquí no hay más que pensar en Smoochy, son
películas irregulares, pero curiosas y con personalidad. En cuanto a
Mel Gibson, está mejor de lo habitual, en un papel que le da
cierto margen a sobreactuar en plan pirado, como a él le gusta, pero
me temo que la marioneta es la que se luce, con más carisma y cierto
toque siniestro.