Cuando uno hace una precrítica intenta buscar indicaciones que puedan ser de utilidad al lector para decidir si quiere perder su tiempo y posiblemente su dinero con la película en cuestión. No sé ahora que indicaciones puedo dar.
Shrek. Tercero.
Pues eso. A día de hoy pocos lectores no habrán visto al menos una de las dos anteriores partes de este ogro verde. A los que aún sean vírgenes les recomiendo empezar por el principio y no dejar sin ver esta saga que tiene buenos puntos desternillantes. El resto ya sabe lo que hay, más de lo mismo. Los directores son nuevos, aunque de diferentes maneras ambos han estado ya asociados al proyecto. Da igual, estos productos no son cine de autor, los crea un grandísimo equipo en el que cada elemento tiene su importancia.
Quienes más relevancia pueden tener son los guionistas, a la búsqueda de mayores gamberradas, chistes ingeniosos y situaciones divertidas. Pues bien, son varios y en su mayoría repetidores. Lo dicho, más Shrek.
Shrek II fue fiel a la primera parte aunque se produjeron los cambios habituales de las segundas partes. Pasan muchas más cosas, más personajes, una animación más elaborada... Destaca la introducción de ese simpático personaje del gato con botas a quien Antonio Banderas pone la voz magistralmente, al menos en la versión en castellano, en la original no sabría decir que tal lo hace.
Las terceras partes suelen asentar los añadidos de la segunda y trabajar los personajes consiguiendo situaciones más intensas. Todo eso importa poco, sólo quiero que los chistes sean graciosos. No espero una animación artística a lo Pixar pero sí espectacular y eficaz a lo Dreamworks, más que nada en la línea de la anterior con los avances añadidos que toquen.
Y nada más, sigamos hasta que aguante el carro, disfrutemos de los cruz y raya, de Banderas y de todas las voces invitadas que toquen en nuestra versión doblada. Una gamberrada más, hay que aprovecharla que la gracia se acaba. En cualquier caso, como comedia es infinitamente mejor que las “loquesea movie”.