Crítica de la película Pelotas en juego por Iñaki Ortiz

Los guionistas de gamberradas como Taxi, derrape total, Un canguro superduro, Una noche en el museo y Maderos 091, traen esta Pelotas en juego, ahora que se lleva mucho todo esto de las pelotas.

La verdad es que los precedentes son desoladores, especialmente el pestiño de Maderos 091, el mayor atentado de las cuatro. Para colmo, uno de los guionistas, Robert Ben Garant, es también el director y precisamente, de entre todas las anteriores, la que dirigió fue la dichosa películita de los maderos. Una pena. También hay que decir que aquella… cosa, era una adaptación de una serie del mismo título de estos mismos guionistas, y responde más al capricho tonto y predestinado a la vergüenza, que a un proyecto serio. Los otros ejemplos, dentro de la tontez general, son algo más potables, tanto el canguro como el museo son tonterías aceptables para críos y mayores poco exigentes.

Yo creo que esta va a estar al menos al nivel de esas bobadas simpáticas, aunque sólo sea por ver a Christopher Walken haciendo de las suyas más que nunca. Le ha dado por la comedia más paródica como Hairspray o Click, aunque todavía aparece en películas más serias (no mucho más) como Dominó.

Pero no es el protagonista. Lo será el desconocido Dan Fogler, que puede dejar de ser tan desconocido. Lo cierto es que en teatro ya tenía un premio Tony, ahora parece que está dispuesto a hacer carrera en el cine, le veremos interpretando al mismísimo maestro del suspense en Number 13. Estará también en otra comedia tonta, Good luck Chuck. El exotismo viene de la mano de la misteriosa Maggie Q (La jungla 4.0) y del mítico James Hong (Golpe en la pequeña China).

Este revoltijo de Ping Pong, trama policíaca adicional y comedia de brocha gorda puede tener su gracia como alternativa a la nada. Siempre bien cargado de unas buenas palomitas. El clásico subproducto prefabricado americano de consumo rápido.