Rodada en castellano, alemán e italiano, esta no es una película normal y corriente, lo cual no implica necesariamente que sea buena, ni siquiera mala, sólo como de otro tiempo, como la era de Johann Sebastian Bach, personaje que utiliza el film para meternos de lleno en una Europa muy distinta a la actual.
De giros y vueltas, nada lineal, el film puede que gracias a esto, se muestre mucho más agradable a la vista y la paciencia, para intentar dejar posos de cine de autor, con mezcla de film histórico. Su director Pere Portabella, no volvía a dirigir un film completo desde 1990 en Pont de Varsóvia, pero le podemos ver cerca en el tiempo en su aportación en ese original conjunto de cortometrajes que es Hay motivo.
Resaltar en el apartado de actores a Alex Brendemühl (53 días de invierno) o a Feodor Atkine (Alejandro Magno), además del músico por excelencia, que nutre el film constantemente con sus creaciones. La pereza me invade intuyendo que tendrá momentos realmente aburridos, pero es verdad que también me atrae la curiosidad del título.
PD: La hemos podido ver en el Festival de Gijón e incluso en el de Venecia.