Stephen Frears es un director interesante que no termina de convencer. Lo más notable de su filmografía, a mi juicio, es la estupenda adaptación de "Las amistades peligrosas".
Luego tiene una serie de película que me resultan interesantes, aunque las reconozco fallidas, tales como "Mary Reilli", "Los timadores", "Café Irlandés" o "Mi hermosa lavandería".
Pero lo cierto es que últimamente lo vemos que naufraga un poco con títulos tan poco atractivos como "Liam", "Negocios ocultos" o "Mrs. Henderson presenta".
Y con estos antecedentes nos presenta una película que tiene más pinta de telefilm que de otra cosa. Una curiosidad basada en una premisa argumental que anda a medio camino entre lo sensacionalista y lo intrigante.
Y lo cierto es que la película algo tendrá cuando la bendicen allá por donde pasa, como en su estreno en el Festival de Cine de Venecia.
Todo el mundo habla de la clase magistral de Helen Mirren ("Shadowboxer") en el rol de Isabel II, pero lo que me llama la atención de esta película son dos cosas que nada tienen que ver con otra clase de imitación.
El primer punto, el propio Frears, que tiene esa forma de dirigir tan inglesa, como Mike Leigh en "El secreto de Vera Drake", manejando los espacios pequeños, generando atmósfera de situaciones cotidianas, y haciendo algo tan complicado como hacer sencilla y profunda una unidad de lugar.
El segundo de los aspectos es la curiosidad de ver la capacidad del guionista Peter Morgan. Un tipo desconocido para mí que se está poniendo de moda por su participación en productos tan interesantes como "The last king of Scotland" y "The other Boleyn Girl".
¿Se podrá sacar algo de tan poco?