¿Es difícil hacer un thriller? La respuesta es no. El argumento sale fácil, incluso siempre se pueden utilizar los ítems del género.
¿Vender un thriller es difícil? En absoluto. A la práctica totalidad del público les gusta el thriller, sólo hay que tener cuidado con la dosis de violencia que decidas incluir.
Y, lo más importante, los actores y actrices siempre están dispuestos a filmar thrillers, de ahí que no extrañe ver juntos en una película a Josh Hartnet ("Sin City"), Lucy Liu ("Cypher", "Kill-Bill 1"), Stanley Tucci ("La terminal"), Bruce Willis ("Sin City", "Hostage"), Ben Kingsley ("Casa de arena y niebla", "El sonido del trueno", "Sospechoso 0") o Morgan Freeman ("Million Dollar Baby", "Una vida por delante", "La guerra de los mundos", "Batman Begins", "Danny the dog"). Los actores se lo pasan en grande con este tipo de películas.
Y he aquí que este plantel, verdaderamente estelar es el que nos presenta el nuevo film del interesante realizador Paul McGuigan ("The acid house", una película que recomiendo vivamente; o "El misterio de Welles").
Tras la pluma, el debutante Jason Smilovic, que, contrariamente a lo que suele suceder con un novel, despierta en mí cierta seguridad. ¿Por qué? Sencillamente, porque para que confíen en él es porque ha tenido que escribir algo bueno, o, al menos, interesante. Así que me espero una trama trillada de inicio que vaya desembocando en un final con sorpresa incluida. Lo de siempre, esperemos que no sea de escupitajo en el ojo del espectador.
La película contará con una dirección y montaje brioso, asegurado por la presencia del encargado de montar las imágenes de la citada "The acid house".
Un viento agradable el que recorrerá la cartelera con este título. Cita obligada con el cine.