Arnold Suarsenager... rip. Silvester Stalone.... rip. Bruce Willis.... rip. Charles Bronson ... rip. El apestoso Mel Gibson... rip.
Los grandes héroes de acción se hicieron viejos. ¿Quién los sustituyó? Absolutamente nadie. No quedaban esperanzas para los amantes de los personajes hipertróficos y mamporreros... hasta que llegaron Blade y Riddick. Ambos personajes son muy parecidos: negros, cachas y cara de pocos amigos. Además los guionistas saben poner a ambos en esas situaciones tan clásicas del género, y saben también reirse de ellos mismos lo cuál siempre demuestra inteligencia. Y es que eso es lo que distingue a éstos personajes de otras intentonas que se han hecho en el cine de acción actual: se deja entrever cierta inteligencia del pergeñador, y en muchas ocasiones se puede hablar de homenaje y no de copia. Riddick se puede considerar un homenaje a Conan y no una burda copia como algunos defienden y Blade guarda todas las esencias del duro caracartón por excelencia.
En ésta tercera entrega, Blade vuelve a cambiar de director pero los guionistas se mantienen. Eso es bueno. Las únicas dudas que me quedan son, por un lado, si el director de la tercera entrega estará a la altura de Guillermo del Toro y si los guionistas habrán conseguido buenas ideas para un tercer guión. Porque la saga de Blade adolece de un mal común a todas las sagas de superhéroes: si el prota salva al mundo en la primera entrega... ¿cómo podrá superarse en las demás entregas?
Katanas, motos y gafas de sol: con un poco de suerte un cuatro.