No hay pluma. Por descontado que no hay Larsson. Conclusión: no existe Millenium. Sin embargo y por el contrario hay cine, cámara y acción. Hay Fincher, no ese Fincher al cien por cien que me hubiera gustado tengo que decirlo. Y se nota que es un encargo hecho a medida. No hay pluma pero hay cine y la noticia tiene que ser y es ésa. Esta mi postcrítica premia el cine que hay dentro del film, intentando alejarme de ese entorno Milleniumense del cual yo estoy contaminadísimo. Mi sesión de cine en esta ocasión no ha tenido el factor sorpresa que cualquiera espera en la butaca. Se supone que las imágenes son nuevas y frescas. La ausencia del factor sorpresa hacen que uno la disfrute desde otro rincón, asistiendo a la misma función.
Allá vamos. Digna de mención en primer lugar la banda sonora que considero fundamental en el recorrido de la cinta, el aliento que necesita al tratarse de Fincher. El aroma y tufo que desprende en base a su potencia es indiscutible. Millenium made in hollywood recoge la cosecha del cine comercial, feroz y agresivo que durante tantos años se ha ido generando con el consumo habitual de cine espectáculo. Pero un producto con identidad propia y fiel a los principios del sistema capitalista con protagonistas hechos a medida, que generan cariño al espectador, indestructibles, con fe y espíritu, tan hollywoodienses como irreales. Se trata de generar vencedores, vencidos y una línea a seguir. Un éxito rotundo de la dictadura de valores occidentales.
No es la película que esperaban sus lectores, por eso la habrán disfrutado aquellos que llegaban vírgenes al matrimonio con Millenium. Pero por otra parte salimos ganando los que la hubieramos diseñado así o asá, le hubieramos pintado el pelo de rubio a este personaje, la nieves más espesa o cualquier ínfimo detalle que nos encantaría aportar para acercarnos a nuestra realidad generada con el paso de las páginas. Sale ganando la literatura con Millenium a la sueca. Uno repite la experiencia que tuvo con el libro y se acerca más a la realidad del mismo. Digamos que es una adaptación de carne y hueso. Sale ganando el cine con Fincher y su adaptación de la Lisbeth Salander más modelo de portada de revista que jamás hubiera imaginado Stieg. Sale perdiendo con Fincher ese Mikael entrado en años y unos kilos de más que jamás podría interpretar Mr Craig.
Para la segunda entrega iremos con palomitas y esperando que Salander se convierta en Miss Suecia. Si es que los americanos...