Llamar telefilm sería algo ofensivo para calificar una película de alguien que está más que consagrado como maestro del séptimo arte. Pero técnicamente es lo que es, se hizo para la televisión en el 2003, y hoy voy a poder verla en una de esas salas de cine para gente extraña –de esa que cada vez hay más- con formato de cine club. No puedo faltar.
Sobre la película hay que decir que se trata de una secuela, 30 años después, de “Secretos de un matrimonio”. Ya se han hecho otras veces este tipo de experimento, los mismos personajes, los mismos actores, una diferencia de tiempo real… Supongo, eso sí, que la película habrá adaptado su estilo, por lo menos un poco, a los tiempos que corren, porque los setenta no encajaría demasiado bien hoy en día.
En cualquier caso, el que hoy es un clásico en su día era moderno, por lo que tampoco esperemos algo demasiado anticuado. Lo que yo espero es una película seria, sólida, interesante, bien construida, con la experiencia de los años encima, tanto para el director como para los actores. Una cita necesaria.