La sección nuevos directores del festival de San Sebastián siempre es un riesgo. Precisamente por el hecho de ser "nuevos directores" (primera o segunda película) es muy difícil prever si un título es interesante o no. Sin trabajos anteriores, sin que haya normalmente intérpretes conocidos, con muy poco hay que decidirse. El espectador habitual de esta sección tiene que soportar verdaderos fiascos pero, eso sí, de vez en cuando se descubren películas y directores interesantes, como puede ser el caso de Johnathan Glazer o Walter Selles por poner dos ejemplos claros.
En el caso de Thomas, la película de la que hablo ahora, el riesgo se multiplica, puesto que su director, el finlandés Miika Soini, propone aquí una historia necesariamente avocada a la unidad de lugar y muy posiblemente a la extrema escasez de diálogos. No es la apuesta más arriesgada que he visto en esta sección, aún recuerdo Hukkle del húngaro György Pálfi o Día y noche, la ópera prima del danés Simon Staho (este año en el festival por cuarta vez), ambas con buen sabor de boca, pero en cualquier caso, pueden resultar 70 interminables minutos (al menos es considerablemente corta).
Sin embargo - y aquí hago mío el título de esta crítica además de cedérselo al director- voy a ofrecer mi apuesta personal a este proyecto que creo, puede ser refrescante, original y muy aprovechable. Soini ya ha realizado unos cuantos cortos y por lo que he podido averiguar le presupongo como un cineasta con buen gusto y con ideas claras de lo que quiere hacer en cine.
Se trata de una película realizada en principio para la televisión, lo que se comprende por lo barato que ha debido resultar el rodaje, así que no consideraré esta condición como algo negativo. Los espectadores menos arriesgados de este festival (porque cuento con que ninguno de mis lectores podrá ver la película si no es en el festival de San Sebastián) harían mejor en elegir otro título, pero quienes sean atrevidos y asuman un rotundo fracaso como opción más que plausible, deberían acercarse a este pequeño desafío. Puede resultar ser una grata sorpresa.