Mi compañero Beiger dice en su precrítica que cree que no habrá monstruo. El resto, intuyo, creen que sí. Personalmente, me la sopla.
¿Qué es Monstruoso? El nuevo juguetito del tal Abrams, el de Misión Imposible 3 y demás productos bien trazados y mejor vendidos. Pero esta vez a Abrams no le interesa la película en sí, para él es solamente una prueba, un experimento, como decía: un juguete. Ha querido demostrarse y demostrar a Hollywood que es capaz de coger una peliculita, sin un gran presupuesto y con actores desconocidos, y hacer de ella un bombazo.
La película, repito, era (y es) lo de menos. Abrams elaboró un machacón trabajo de difusión viral, todo un plan de marketing que debería ser estudiado en las mejores universidades. En eso, lo ha demostrado, el tipo es muy bueno. Todo quisque va a ver Cloverfield, y todo quisque habla de si habrá monstruo o no, de cómo será, de esto y de lo otro.
Luego, llega el momento de sentarse ante la gran pantalla y constatar que su rollo narrativo Bruja de Blair-RECestará horriblemente justificado, que la película será una chorrada monumental y que el monstruo estará ahí como perfectamente podría estar Godzilla o una Sarah Jessica Parker gigante pisoteando Nueva York con sus zapatos-gigantes-asesinos-de Prada. O lo que fuese.
Cloverfield, Monstruoso por estos lares, va a ser, lo digo ya mismo sabiendo que no me voy a equivocar ni una décima de estrella, una peli de dos estrellas. Hay películas peores, pero eso no quita que sea una chorrada, como otras cien. Otras mil.