Ya nada más empezar la película uno nota la diferencia entre esta y otros intentos de cine de festival. Sí, es cierto que comienza con un plano en el que no ocurre nada, andando por la calle, pero la forma en que está rodado, con esa interesantísima fotografía urbana de Pierre Milon, le da otro toque, sabes que la película es distinta. El detalle de los créditos sobre el fotograma congelado del tráfico ya muestra una imaginación y una disposición creativa mucho más apetecible.
Esta es una película de copa de vino en un piso de París. Podría ser todo un género. Aparecen personajes de clase media alta, cuyo desahogo les permite quedarse con inquietudes relacionadas con cuestiones menos acuciantes. Tienen buen gusto, escuchan música peculiar en sus aparatos de diseño. Ese europeo con clase, en España tenemos un ejemplo, los llamamos catalanes. Por ejemplo, Cesc Gay hace este tipo de cine.
Manuel Poirier lo domina en esta película. Nos cuenta una historia centrada en una casa de campo, un macguffin que sirve para hablarnos de un reducido número de personas, sus problemas interiores y la forma en que se relacionan. Vamos, nada especial, lo de siempre podría decirse. La diferencia es que aquí se hace bien.
Ayuda mucho ese estupendo Sergi López, un actor que, por alguna extraña razón, resulta mucho más interesante y creíble en francés. Berenice Bejo (Cloé) también está muy bien.
Es una película tranquila, pausada, que se toma su tiempo en las cosas pero siempre con la magia suficiente para no aburrir. Un ejemplo de tranquilidad es la subasta, una escena larga y a priori cíclica, pero la tensión acumulada y la impecable interpretación de López en toda la secuencia consiguen un acabado fabuloso. Vemos situaciones intensas en varios momentos, y una relación, la de los dos protagonistas que es muy fina.
Planos simplemente exquisitos, como uno con el protagonista en su sofá, que además dura lo suyo sin pudor, y una elegancia general tan propia del buen cine francés. Disfruto de este cine. Comprendo que a muchos les pueda resultar algo tedioso.