Crítica de la película In time por Olmo

A veces lo que es de valor tiene que ir desprovisto de funda protectora. Los regalos más caros tendrían que entregarse en mano y ser desnudados con la mirada de asombro e ilusión de su destinatario. Por esa misma razón muchas películas pierden credencial con tan sólo mirar su carta de presentación, su imagen de cartel a la sombra de la taquilla más cercana. In time, puede y debe luchar contra la mirada atenta y unidireccional adolescente hacia Justin Timberlake o el sensual rostro de Amanda Seyfried que pueden confundir a más de uno y descartarla de su lista de favoritas para el fin de semana.

Por eso, esta precrítica intentará defender a su director Andrew Niccol, a quien debemos Gattaca, una cinta olvidada en el tiempo pero aún presente en la memoria cinematográfica de muchos de nosotros. De nuevo una mirada al futuro con mayúsculas y no a Timberlake, otra apuesta por el universo ciencia y no a los ojos de Seyfried. Otra vez Cillian Murphy e interpretación asegurada. Niccol y sus lecciones de vida, muy aptas y recomendables en estos tiempos. Quisiera otra sesión sobre la raza humana y moraleja universal. De estas que el mensaje queda claro para todos y permite hacer debate tras su visionado sin que llegue a ser en versión original ni festivalera. Una para todos. Conciliadora.

Por mucho que me pese no jugamos en campo neutral y el dinero manda. Esa es la gran amenaza de esta cinta en cuanto a valor cinematográfico. Si ficha a los más populares es por algo, si hay superpresupuesto es porque se quiere dar otra clase de efectos especiales y espectáculo de luz y sonido. Un equilibrio de fuerzas sería lo lógico si queremos una buena sesión de cine comercial para todos. ¿Podría haber un apretón de manos y que llueva a gusto de todos?

Mirémosla con cariño e ilusión ahora que todavía es posible y después todo se verá. De todas formas, confío en Niccol y dudo mucho que se venda sin antes darnos unos cuantos minutos de buen cine y moral.