Un drama con todas sus letras, de los duros, de los que impactan, de los que cuentan una historia tan triste que sales deprimidísimo del cine. Si saben mostrar el dolor sin tener que explicarlo, acompañado de decentes interpretaciones, todo aquel que busque emocionarse ante la pantalla, puede que llegue a conseguirlo.
Es el segundo largometraje de Jaime Rosales, quien también escribió el guión junto con Enric Rufas, como ya hicieran en su debut con Las horas del día. Con este título fueron nominados a los premios Goya en el 2004 y recogieron varios premios por festivales internacionales. Con este nuevo trabajo, han repetido en el Festival de Cannes, participando en la sección Una cierta mirada.
Espero que sus 130 minutos de duración, no acaben siendo una lacra para la paciencia del espectador, porque sin acción ni humor de por medio, muy sólido debe ser el argumento para mantener nuestra atención durante tanto tiempo
Si eres de los que buscas evadirte de tu vida cotidiana viendo una película, esta no sería buena elección, porque parecen dispuestos a tocar en la fibra mas sensible.