Chocante título quizá pero, en verdad, bastante aclaratorio. Efectivamente, estamos ante el estreno de lo nuevo de Clint Eastwood y, salvo ante excepciones como El intercambio, eso suele ser sinónimo de película a no perderse.
También lo suele ser de película de calidad. Pero uno tiene la sensación de que Eastwood hace tiempo que se ha acomodado en una absoluta corrección en las formas, en su habitual estilo sobrio y clásico de narración, y que ésto resultará una vez más en una moralizante fábula que uno ve con gusto y agrado, otras veces acongojado por cierta profundidad emocional, pero...
...pero creo que no encontraremos en Invictus, como tampoco fue el caso por ejemplo de Gran Torino, ni la demoledora (y algo tramposa) fuerza emotiva de Million dollar baby, la violencia sentimental (y también algo tramposa) de Mystic river. Pero...
...pero lo peor es que todo esto queda aún más lejos de la perfección sin fisuras de Sin perdón, quizá la gran obra maestra de Eastwood.
Sea como fuere, la narración del Campeonato del Mundo de rugby que sirvió a Mandela como eficaz golpe de mano político será, en las manos de Eastwood, otro eficaz golpe narrativo. Funcionará. Pero a ese nivel.