No pueden exigirnos que nos exiliemos a una historia de siempre, más moderna, más actual, en un escenario que casi es deficitario por su falta de realismo, lo mismo ocurre con Natalie Portman, no pueden tratar de seguir sacar partido a su semijuventud, semimadurez, hasta rallar lo absurdo en un cuento de amor tierno pero dramático. Si la historia en bonita que la dejen reposar en su ser pero que no la lleven a terrenos pantanosos en los que se fuerzen las actuaciones y al público en busca de serenidad y bonitas intenciones de la historia. No está bien localizada y por esto resultará efímera y poco talentosa, con posos de algo muy visto y borrones de falsa sensibilidad.
Por poner la droga y una juventud desafiantemente alocada no vas a convencerme.