Crítica de la película El truco final (El prestigio) (The Prestige) por Iñaki Ortiz

Una lástima acabar así


4/5
15/01/2007

Crítica de El truco final (El prestigio) (The Prestige)
por Iñaki Ortiz



Carátula de la película Al grano, el final, el prestigio.  Es cierto, como comenta Hypnos, que resolver una trama con la aparición de un gemelo del protagonista está, cuando menos, anticuado. Esto me molestaría enormemente si se presentase como sorpresa o como as en la manga del guionista. Afortunadamente no es así. Hasta ese punto se llega de manera uniforme y limpia, sin giros ni sorpresas de última hora. Ya desde el primer momento, con el chino y su pecera, sabemos, o se nos quiere dejar claro, que el personaje de Christian Bale oculta un secreto por el que se sacrifica día tras día. También se dice expresamente y repetidas veces que la única manera de hacer el truco del hombre transportado es mediante un doble. Unido a otros muchos detalles, a que el personaje del ingeniero desde el primer plano se nos muestra como un disfraz y, sobre todo, a la reiteración del truco del pájaro que no podía ser otra cosa que un avance, no queda mucho lugar a la sorpresa. Precisamente por eso, lo que sí me ha molestado son las explicaciones forzadas del final. Es cierto que muchos en la sala (quizá los que no se nutran de la ósmosis de la que habla Nolan) no habrían captado el truco, pero para eso están los segundos visionados, y precisamente, en una película de magos, lo bonito es que no te expliquen el truco. Una concesión innecesaria. Me ha gustado la novedad, no del hecho de la existencia de un gemelo, sino de esa vida de sacrificio por la magia y de esa vida compartida. Naturalmente es poco creíble, claro, muy “de película” como se suele decir.

Lo que sí me ha disgustado más es la inclusión del elemento de fantasía o ciencia ficción. Cuando lo interesante en estas tramas es que haya un elaborado truco de fondo, aquí nos plantan la máquina mágica de Tesla. Uno quiere saber el truco y poco a poco va dándose cuenta de que no existe tal truco, que simplemente... es magia. Mal. Decepcionante. Y para colmo, lo peor de la película, lo que ya han comentado mis compañeros: la estúpida casualidad de ser enviado a Tesla a modo de trampa para que finalmente se encuentre precisamente allí la solución posible. Este error es garrafal. Y es una pena porque todo el apartado en el que se recrean los extraños y misteriosos experimentos de Nikola Tesla en Colorado Springs, es todo un ejemplo de cómo mezclar realidad y ficción. Hasta ahí la película mantenía su maravillosa forma de conseguir situaciones mágicas a partir de la realidad, como en la escena de las bombillas sin cables en el suelo. Esto por no mencionar lo bien que se adapta David Bowie al personaje de quien fue tachado de científico loco, un paradigma de científico del XIX, que son tan jugosos para el cine o la literatura. Muy bien.

Como digo, quedo decepcionado por la utilización de esa máquina de generar dobles, al estilo de Mis dobles mi mujer y yo, que produce una cosa buena, el plano final de la serie de magos ahogados. Impresionante. Hubiera sido aun mejor si, de nuevo, no se hubieran dado las explicaciones y lo hubiéramos descubierto sólo con el plano. Una vez más, parte del público se hubiera quedado atrás, no tengamos miedo a eso, por favor. Me siento peor cuando me cuentan lo evidente que cuando no entiendo algo. Como decía, ofrece una cosa buena, pero es también la culpable de los que son para mí los dos puntos negros: la casualidad Tesla y la máquina mágica. Si finalmente el científico le hubiera preparado una máquina más o menos espectacular de electricidad estática que sirviera de “pelotita de distracción”, todo hubiera quedado perfecto.

Y esto hace que una película excelente se quede en cuatro estrellas de puntas raspadas, porque de ahí no puedo bajar. Hacía tiempo que una película no me mantenía así, pegado a la butaca, apasionado. La estructura es impecable, con ese desorden perfecto. El ritmo de la película es continuo. La presentación del truco, con los sombreros y con Michael Caine explicando las divisiones es maravillosa. Toda la interpretación del truco consigue generar misterio y suspense como un perfecto ilusionista.

Los actores están magníficos, especialmente Bale y Caine. Los trucos, inteligentes y admirables, al contrario que en la reciente El ilusionista donde simplemente se hacía un imposible digital y a correr. Como el niño que llora por el pájaro muerto quiero descubrir los recovecos de este misterio. Los diarios, el viaje al particular mundo de Tesla, el escapismo en la cárcel. Todo esto me suele chirriar profundamente y resultar torpe, aquí está perfecto. Otro ejemplo es lo bien llevada que está la rivalidad de los dos protagonistas. Con esas escenas cortas en las que cada uno aparece en el espectáculo del otro. Un montaje estupendo.

Una película que volvería a degustar contento a pesar de máquinas fantásticas y ciencia ficción sobrante. Si bien menor y con ese gran pero, en mi opinión es otro éxito más de Nolan. Un director que demuestra, sobre todo, inteligencia.



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El truco final (El prestigio) (The Prestige) en festivales: Festival de Roma 2006 , Oscars 2007




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