Crítica de la película La noche es nuestra por Romulo

La noche es nuestra, nuevo intento en clave de thriller de James Gray, siempre con esa querencia suya por el rollo setentero y callejero, no es nada especial. Tampoco es nada novedoso. No tiene grandes escenas. Incluso tiene un par de momentos que chirrían. Así que de momento mal vamos.

Pero, curiosamente, La noche es nuestra es una muy estimable película de género. Por ejemplo, me parece mucho más interesante que American Gangster, a pesar de sus errores. Me lo parece por una simple cuestión: Aunque, al igual que el film de Ridley Scott, también se apoya en sus clarísimas influencias, lo hace teniendo muy claro que esa influencia es sólida y única estilísticamente, y no busca base en un puñado de películas completamente diferentes, incluso opuestas. Esto es porque Gray tiene claro qué clase de película quiere hacer mientras que en el otro caso, sencilllamente, no tenían ni pajolera idea.

El resultado es sencillo: La noche es nuestra sí tiene una personalidad propia, muy marcada, muy sabiendo lo que quiere. Y en esa liga modesta, funciona de maravilla. Con tres o cuatro resbalones (como el sonrojante momentito en el que, en pleno funeral, de paso que dan el pésame, un par de agentes aprovechan para avisar a Mark Wahlberg de que, ah, por cierto, que sabemos que estos tienen una cita maja dentro de nada para vender un poquillo de droga y tal; licencias vergonzosas, en definitiva). Entre esos puntos sonrojantes está, claro, el momento final en el que Joaquin Phoenix decide volver a entrar al maizal a pesar de que éste esté en llamas, pero no por eso, si no porque... ¡acaba de salir hace diez segundos él mismo, y era él, precisamente, quien había propuesto salir e incendiar la zona!

Por lo demás, el ritmo de la película es muy bueno, especialmente en su segundo tercio y su tramo final. Sí es cierto que le cuesta un poquito entrar en harina pero, cuando por fin lo hace, coge su marcheta y la mantiene, a buen ritmo. Y lo hace consiguiendo momentos intensos, de cierta potencia narrativa. En este sentido, especialmente destacable es el acierto (narrativo y de pura atmósfera) de la escena del asalto en coche, bajo un cielo oscuro, lloviendo, y con el permanente aleteo y sonido hipnótico de los parabrisas.

Los actores bien, gracias. Joaquin Phoenix encantado de afrontar otro papel de tipo atormentado y cargadísimo de culpa. Es su rollo. Mark Wahlberg sin complicaciones, pocos matices, mirada dura, ni una sonrisa. No se le exigía demasiado. Robert Duvall aporta algo de presencia, principalmente, y Eva Mendes demuestra que sumar cara + cuerpo + voz en el mundo real es sinónimo de persona pero en el Cine no es sinónimo de actriz.

Habrá que estar al loro, porque de tanto incidir en el género, al final a Gray le va a salir alguna película cojonuda, de esas de cabecera para cualquier amante del noir.