Me parece que Baran es una película de obras, y no sé por qué su argumento ya me suena, sus situaciones de drama también y su aureola de excentricidad asiática también. Ir a verla probablemente no deje de ser más que un contacto con el cine distinto, en ocasiones solo más lento, que tratamos de sopesar de vez en cuando.
Me encantan estos films porque en su aspecto más llorón suelen ser tremendamente perfectos a mi gusto de lacónico pensar y desazón, representan bien situaciones de conflicto de tristeza pero se suelen desvanecer en cuanto la risa o la acción necesitan de un guión de cámara con esfuerzo mayor. Algunas, a ratos son documentales, solo espero movimientos de cámara o dobles fondos en algunos fragmentos, el resto estará olvidado y esto es lo que más me molesta.
No creo que sea decepcionante, todos sabemos ya lo que pasa con el cine iraní.