Cualquiera que piense en Morirás en 3 días como en una película novedosa tiene sus razones. Y es que no es nada común ver un film de terror hecho en Austria. No obstante, la película de Andreas Prochaska se inspira en obras como Sé lo que hicisteis el último verano o Scream y por mucho que se apoye en una seña de identidad propia, simbolizada por los preciosos entornos naturales de su patria en los que se desarrolla la película, lo cierto es que no consigue quitarse el lastre de la comparativa. En efecto, Morirás en 3 días se parece demasiado a todas esas películas americanas de terror de y para adolescentes. Escenas como la del joven capturado mientras acude al servicio en una fiesta se han repetido una y otra vez hasta la saciedad en la gran pantalla.
A pesar de su tipicidad, el film avanza a buen ritmo durante gran parte de su metraje aunque en su tramo final se hunde en una lentitud exasperante, tratando en vano de alargar un suspense que, al contrario, se va perdiendo poco a poco hasta quedar en nada. Salvando esos últimos momentos, la película sabe moverse con soltura y ritmo y no alarga demasiado los momentos entre muerte y muerte -algunas más comedidas que otras- aunque los aficionados a este tipo de película puedan prever con una clarividencia pasmosa el instante preciso en que estas van a tener lugar.
El director trata en vano de jugar con el espectador y es que las pistas dadas para tratar de acercar nuestras sospechas a diferentes responsables de los asesinatos son siempre demasiado ambiguas o evidentes -véase la innecesaria escena del atropello del ciervo al inicio del film- de manera que cuando finalmente se descubre la historia del accidente en el hielo del compañero de clase de los protagonistas, el argumento tiene poco más que ofrecer. Resulta incompresible que se haya desvelado el misterio tan pronto, un error que actúa en detrimento del interés del film y le hace perder muchos enteros.
Los jóvenes actores, en papeles de circunstancia, sin resultar una revelación están más o menos convincentes. El director no duda en enseñar las turgencias de las jóvenes protagonistas -aunque se deja a la rubia- en ciertas escenas de sexo innecesarias pero que no podían faltar en este tipo de producción -aunque el espectador masculino lo agradece-. Las situaciones inverosímiles propias de este tipo de películas se le permiten al director, como mecanismos típicos del género que son, pero eso no quita para que ciertas decisiones de los protagonistas sigan siendo absurdas, como por ejemplo la de meterse en la boca del lobo acudiendo solos a la casa del presunto asesino.
En resumidas cuentas, Morirás en 3 días es una película de terror adolescente de las de toda la vida cuyo tramo final es especialmente insoportable. Uno se pregunta que ha querido aportar Andreas Prochaska al cine de terror. Si su intención era reivindicar el cine de terror Austriaco, fracasa estrepitosamente. Si, como parece, solamente ha querido rodar un film de terror sin más pretensiones que las de entretener, misión cumplida por los pelos. Y es que como película de terror para adolescentes, Morirás en 3 días es bastante mediocre, aunque apunte ciertas ideas interesantes. Quienes vayan al cine a ver lo que en Estados Unidos se hacía hace unos años no quedarán defraudados, pero aquellos que, atraídos quizás por el país del origen del film, esperen encontrar algo diferente, quedarán profundamente defraudados.