Ésta es una de esas películas que presentan cierto tufillo extraño. Se trata de una coproducción entre Corea de sur y Estados Unidos que lleva tres años entre rodaje y postproducción. Al parecer, la postproducción está dando más quebraderos de cabeza de los deseables. Y es que los 70 millones de dólares que se han gastado en los efectos especiales (que tienen pinta de ser de una espectacularidad aburridísima) no consiguen que la película deje de parecer una mezcla entre lo peor del cine americano (hortera y vacío) y lo peor del cine coreano (críptico e incoherente). Sería, por hacer un paralelismo, todo lo contrario a The Hostque traía lo mejor de ambos cines.
Por si fuera poco, el argumento (grandes monstruos combatiendo en la tierra) parece apuntar a más fantasía heroica y el drama épico, lo cuál no puede ser menos atractivo... ¿En Hollywood ya no saben hacer nada más a parte de películas fantásticas y denuncias sobre Iraq (a veces más fantásticas todavía)?
Por otra parte, la película será una buena oportunidad para conocer a Jason Behr, a quien ya pudimos ver algunos en la pésima The tattooistpero que también protagonizará la interesante Skin Walkers.
En definitiva, un proyecto multimillonario y fallido que atraerá a los amantes del cine de serie B hecho con cuatro duros.