La unión natural de la que hablo en el
título de esta crítica es la del director Noah Baumbach y el
actor Ben Stiller. Al bueno de Stiller todos lo conocemos de
sobra. Es capaz de embarcarse en proyectos de poca monta y ofrecer
una sonrisa barata, o implicarse en algunas de las comedias actuales
más divertidas, incluso dirigidas por él mismo, como la genial parodia
Tropic Thunder.
Noah Baumbach poco a poco va tomando su
propia personalidad, alejándose de su imagen de número dos de Wes
Anderson. Recordemos que es su coguionista en Life aquatic y en Fantástico Sr. Fox. Y más allá de eso, se nota en
su cine, especialmente en sus personajes, un tono similar al que
encontramos con Anderson. Esos personajes egocéntricos,
estrafalarios, orgullosos, cínicos y muchas veces involuntariamente
crueles.
En las dos primeras películas del
director, encontramos siempre humor, aunque no en forma de comedia
pura, y ya en su última película, Margot y la boda, contó
con uno de los cómicos de moda, Jack Black. No sorprende por
tanto, que ahora haya escrito un papel a la medida de Ben Stiller.
Aquí ofrecerá una interpretación más comedida y de humor sutil,
alejada de los aspavientos más cómicos que ofrece en ocasiones. Sin
duda, la película se sostendrá sobre él. En el reparto encontramos
también a Jennifer Jason Leigh que ha colaborado con el
director en la historia, con lo que podríamos esperar un personaje
jugoso para ella.
Tercera película de este interesante
director después de dos buenos trabajos, donde posiblemente pueda
marcar la dirección definitiva de su carrera. Una de las citas de
este año.