Con nacionalidad francesa, dirigida por la cuasidebutante Julie Gavras, hija del archiconocido Costa Gavras y con el guión de Domitilla Calamai y Arnaud Cathrine, ambos novatos en éstas lides, la película se presenta como la clásica cinta independiente con transfondo político que cuenta la historia del particular universo de una niña de nueve años. Se trata de uno de esos dramas donde, al final, todos aprenden algo.
Sin duda uno de los mayores problemas de éstas películas suele ser tratar de sugerir algún tipo de conclusión exportable a la política, sin darlo a martillazos ni resultar vulgar en las conclusiones. También tiene el peligro de que la analogía entre familia y estado irrite al espectador más acostumbrado a ver éste tipo de películas.
Una forma y un fondo clásicos dentro del cine independiente que tanto gusta en Sundance. Sólo espero que la conclusión final nada tenga que ver con la guerra de Iraq... sería tan vulgar...