Aunque su carrera discurre desde hace años por un sendero diferente del de los grandes estudios de dibujos animados, Bill Plympton es todo un icono del cine de animación. Sus tiras cómicas han aparecido en publicaciones como Playboy, The New York Times o Vanity Fair, pero el gran público le conoce mejor por sus delirantes cortometrajes. Tampoco hay que olvidar una prolífica carrera como director de largos, entre los que destacan obras como Me casé con un extraño, Mutant Aliens o Hair High. Plympton practica un humor surrealista, cínico y en ocasiones grosero pero tremendamente imaginativo. Es además un autor que trabaja a mano y normalmente en solitario, toda una proeza en los tiempos que corren. Parece mentira que a fecha de hoy su trayectoria solo haya sido reconocida en los grandes certámenes con una triste nominación al Oscar.
Su nuevo trabajo vuelve a ser una comedia negra, pero más reflexiva que sus predecesoras. En efecto, el film tratará de ser mucho más que una simple colección de sketches sin orden ni concierto, algo que ya adelantaba algunas de sus anteriores propuestas. Esta vez el autor recurre a una estética bastante más gris de la que nos tiene acostumbrados. Eso no supone necesariamente que Plympton vaya a renunciar a su particular estilo narrativo, ni mucho menos. Coloristas u oscuros, sus universos plásticos conciben la materia como una sustancia que el animador puede moldear a su antojo. Idiots and Angels es una obra imprescindible para todos los amantes del cartoon de calidad.