Le tengo muchas ganas a esta película.
De su paso por festivales varios llegará a nuestras pantallas con la vitola de ser esa película que, en su momento más crudo, ha "conseguido" desmayar, marear, revolver estómagos a más de uno y activar a los consiguientes servicios de emergencia, a las entradas de Cines varios.
Bien. Algo de marketing, como siempre, habrá en todo esto, pero es necesario que, efectivamente, 127 horas, en su punto culminante, nos revuelva las tripas, si no algo estará fallando en la narración de Danny Boyle.
Siempre defiendo en conversaciones con compañeros que Boyle ha firmado ya varios títulos interesantes, otros fallidos, pero que todavía no ha conseguido destaparse con una película redonda, o al menos con un título mayor, de mayúscula. Esto, repito, a pesar de la enorme valía de Trainspotting, de Sunshine, de 28 días después.
También es cierto que es un tipo de un narrar muy nervioso, eléctrico, poderoso pero irregular. Quizá su estilo lo necesita. Pero también creo que la historia del aventurero Aron Ralston (conocida, imagino, por la mayoría, pero que no desvelerá por respeto a los que no) es idónea para el estilo de Boyle. Me voy a lanzar: Quizá pueda ofrecernos su mejor película hasta la fecha.
Cuenta, además, con un talento creciente, el de James Franco, que inició dubitativamente su carrera y que, con el tiempo, se está consagrando como uno de los mejores y más interesantes actores de su generación. Aquí lo bordará. Es vox populi.
Quiero verla ya.