No es precisamente habitual encontrarnos con producciones de Uruguay, aunque esta tenga además dinero de Chile y de Argentina. Su argumento, lejos de ser una pequeña historia de gente normal, es un thriller político al más puro estilo Hollywood. Ahora bien, con unos ceros menos, eso es bueno porque no caerá en la necesidad de venta pero es malo porque probablemente veremos carencias de presupuesto por todas partes.
Desenfoques, tembleque, y todas las audacias que sean necesarias tendrán que mostrársenos para que de alguna manera nos creamos una historia de secuestros y otras lindezas.
El director es Esteban Schroeder, quien ya tuviera cierto éxito con su anterior película El viñedo, que también se movía en el mismo estilo. Es por esto que no debería ser demasiado preocupante enfrentarnos a esta segunda película. Veremos.
Participa en la película Darío Grandinetti, a quien podemos ver ahora en La carta esférica y que tenía un papel importante en Hable con ella. También forma parte del reparto Walter Reyno, actor que conocemos por El aura.
Esta película tendrá dos puntos débiles. En primer lugar, conseguir resultar creíble con su escaso presupuesto para este tipo de cine. Pero por encima de todo, no perderse intentando conseguirlo y descuidar por tanto el guión haciéndolo gris y aburrido, mecánico.
Con el drama de los hechos reales y la denuncia política no me vale, quiero algo más.