Lo que uno busca con Kung Fu Panda es claramente tener un lugar al que acudir con los pequeños de la casa. Si tenemos que pensar en un valor seguro probablemente la segunda parte de las historias del panda luchador sea uno de ellos. Lo normal es que no cometa torpezas ni falsos guiños para con lo admisible para la infancia y simplemente así y con buen marketing disfrute de los réditos monetarios para los que ha sido creada.
Si en la primera parte lo que se podía disfrutar era de una serie de momentos de humor de carcajada generalizada en la butaca, es posible que ahora con la no sorpresa del personaje cueste algo más encontrar ese nivel, pero la naturaleza del personaje central ha entrado tan bien en la conciencia colectiva que su simpatía es suficiente para acercarnos al cine.
En cuanto a su nivel técnico pues a una buena altura y calidad. Presupuesto sin límites para lograr una producción ideal para el verano y sus comienzos. Entretenimiento y no demasiado contenido didáctico aunque mucha bondad de intenciones.