A pesar de ser una película que roza el ridículo por su temeraria historia alrededor de la periodista afortunada, Allen convierte lo que toca en oro, aunque eso sí, con un público que le selecciona y el contrario que no se acerca ni de asomo a él. "Parece que últimamente las cosas están cambiando".
El valor seguro está en que será ocurrente, divertida aunque esta vez algo más tontorrona, no es para menos pues se hace mayor. Su ritmo, sus líneas de diálogo, aunque lejos de lo que ha sido capaz de trazar, y su incansable capacidad para sorprender, demuestran que Woody Allen es un auténtico huevo de chocolate con regalo montable dentro.
Aunque este juguete, como en esta ocasión, no sea el mejor, sigue teniendo la capacidad de reunir a sus fieles, a los nuevos y a un enorme personal entorno a la figura de un genio que no puede, aunque quiera, dejar de serlo.
Para colmo se acompaña de Scarlett Johansson (Lost in translation, Match point o próxima a estrenar que ya hemos visto en el Festival de Venecia 2006 La Dalia negra entre otras), que es últimamente una de las mujeres más deseadas y un éxito seguro en taquilla. Junto a ella el versátil Hugh Jackman que veremos próximamente en The Fountain o The prestige, y que ya hemos visto en Van Helsing o X men la decisión final.